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Satoris Mal Digeridos en un supuesto Arte Sonoro con Mayúsculas

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Satoris Mal Digeridos en un supuesto Arte Sonoro con Mayúsculas

Dedico estas frases al Arte Sonoro del que se Quieren Apropiar las Mayúsculas porque mis fuerzas no me dan para más y…
Dedico estas frases al Arte Sonoro del que se Quieren Apropiar las Mayúsculas porque mis fuerzas no me dan…

Dedico estas frases al Arte Sonoro del que se Quieren Apropiar las Mayúsculas porque mis fuerzas no me dan para más y proclamo que el arte sonoro no son Polvos de Colores ni es dar Saltos en medio de la Exaltación Colectiva. No es compartir el Sentimiento Supremo de mirar Los Alpes desde un refugio situado aún más arriba que Los Alpes con un Perro Pastor Alemán lamiéndote las heridas. No es la Armonía como relax ni ponerte a tono con el Universo gracias a Ecos y Toques. No es Mesarte los Cabellos tratando de alcanzar la Inspiración Relativa a si el Sistema Autónomo tiene Conciencia. (No la tiene, ya está.)

No es tampoco conseguir un Estado de Imperturbabilidad que te lleve a la Sabia Ausencia de Dolor.
Bueno, eso serviría, pero es ser una versión muy limitada de eso, después, estar con la copa en la mano.
Teniendo en cuenta, además, que después actúas de forma que no facilitas para nada nada, porque sólo Cuenta una Cosa.
Eso sí: una Cosa Llena de Espíritu Puro:
La Cosa llamada “Tú”.

No es lo “técnica” que te vuelves. No es como pruebas entre tus labios el sabor dulce de saber que los demás no lo saben y encima, no contárselo por si acaso lo aprenden. La técnica que dominas… (Bueno, lo de que la dominas habría que verlo.) La técnica que dominas, decía, garantiza no sólo que tu experiencia de exclusividad es exclusiva: También que TÚ lo eres. ¡Exclusiva! ¡Exclusiva! ¡Única y exclusiva! ¡Bieeeeeeeeeeeeeeeeeennnn! Y a descansar. Uff, pues sí… ¡Eres mejor! ¡Qué bien! ¡Qué alivio! ¡Qué gran compensación! La técnica para vestirte mejor… ¡Cómo viste ser “Técnico”!

No te subas, no te creas, no confíes en que Tu Placer te sitúa en un Lugar. “Lugar” sin especificación. En qué lugar.
No cocrees con los sistemas autónomos y después, con toda desfachatez, te atribuyas las creaciones.
No te pongas en un escenario creyéndote que eres tu cara cuando la cara que cuenta es la del que no la tiene y la de los que lo han hecho posible. 
No te creas lo que no eres, porque eres sólo una falacia, una falacia como la espuma muy subida por todo el escenario y las masas sudorosas que corean tus aburridos ecos inmersos, como tú, en procesos en los que los neurotransmisores, sencillamente, ejercen una dictadura inapelable. 

El mismo engrudo se encuentra en tantos otros sitios…
Se encuentra en la poesía, como cuando alguien de ese mundo dice: “a pesar de ser comprometido, también era místico”. (¿Por qué ese nexo adversativo con el compromiso? ¿Acaso no era Jesucristo místico y comprometido a la vez, so tunante? Te me has descalificado en una sola frase.)
Imagino que existe en los encuentros que tiene la gente con mucho poder, cuando se guiñan los unos a los otros, o en la gente de mucho dinero. Se encuentra, en resumen, en Los Pocos.
Los Pocos
es un área de muchísimo peligro.

Y en otros sitios, cuando la Duda Asalta a Mano Armada.
En el Sexo Primerizo.
En las Grandes Palabras, en la Estética, la Cosmología, las Aficiones Selectas, En Fin…
Y ojo, que el mismo Engrudo de Ignorancia revestida de Misticismo conseguido con esa mezcla de Desconocimientos y Pretensiones y Satoris Mal Digeridos está en el origen de muchas otras cosas, de Muchas Indigestiones.

Estas son algunas malinterpretaciones de lo que puede ser esa rama del arte sonoro que está tan vacía como la palabra patria, que envuelve a Quienes se Creen que “Son”, que es tan peligrosa como ella y que se llena de sudores cuando los sudores tendrían que estar empapando otras cosas, y no las pistas de baile agitadas por el sistema autónomo.
Malinterpretaciones del arte, malinterpretaciones del arte sonoro: para esto, prefiero la religión. Mil veces. ¡Bienvenido de vuelta, cristianismo! O budismo, o, tal vez, Taoísmo…

En ti encontraré, tal vez, un poco de consuelo, madre mía. Tengo este libro, pero no en Madrid. Cuando vaya a Galicia me lo cogeré y me lo volveré a llevar a mis paseos. Dios mío.

Es en el vacío y la desesperanza donde se asienta lo peor de nosotros. Por eso, es tan importante que la misión que asumimos se materialice en cosas concretas, y no en conceptos abstractos igualmente huecos, cuyo único valor es servir de pegamento a los procesos en los que el neurotransmisor de un colectivo asume el mando.

Bischofberger U (2025) Denuncia de un satori mal digerido (Arte digital con Paint)
(En portada de esta entrada: Denuncia de un satori mal digerido roto. 

Los desajustes entre lo que el espejo te devuelve en la época de la crianza y lo que refleja cuando te las ves con el mundo pasan facturas millonarias. Da igual el contenido, el desajuste es lo que cuenta. Fuentes del collage: los cuarteles de Hitler, los Alpes, esta cuenta de Instagram  y capturas de lugares en que tienen lugar mis intentos de acceso a otros estudios (decepcionantes, en cuanto que se demuestra o bien que se me niega el acceso o bien falta de competencia de los profesores) y mi propia experiencia respecto a cómo se percibe, en mi entorno inmediato, el contacto con la síntesis de sonido y sus herramientas, y cómo ese poder y su efecto psicológico prevalece sobre cualquier otra cosa, lo cual me ha hecho detectar el peligro de conexiones mucho más amplias.

¡Vivan el arte y el lugar de vida!
(El primero, mis brazos hacia el cielo; el segundo, mis raíces en el rico suelo lleno de frutos siempre.)

¡Fuera la “estética” y la “patria”!
(Conceptos de donde me llegan vahos de bandera, vapores de consigna, humos de intransigencia.
Palabras de ancha hechura, a las que habría que coger dobladillos.
Por cierto: jamás me leí la Teoría Estética de Theodor W. Adorno. No la entiendo, pero me encantaría que me la explicara alguien como su traductor, Jorge Navarro Pérez… pobre de mí…)

(No quiero aturdirme a saltos, quiero mirarlo todo, no necesito que me valide ningún juicio externo y hueco, no necesito pertenecer a un colectivo abstracto, quiero mi lugar y mi vida, quiero ser sin tener que ser validada, sellada, expendida, contrastada etc. etc. etc.)

 

Comentarios a partir de la reseña del libro que hace su traductor, Jorge Navarro Pérez:

Debat1el Satoris Mal Digeridos en un supuesto Arte Sonoro con Mayúsculas

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Desde que la música se reproduce…

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Desde que la música se reproduce…

Bischofberger U (2025) De la madera al coltán (Arte digital con Paint, collage.) El artículo “el estudio como herramienta composicional” de Brian…
Bischofberger U (2025) De la madera al coltán (Arte digital con Paint, collage.) El artículo “el estudio como herramienta…

Bischofberger U (2025) De la madera al coltán (Arte digital con Paint, collage.)

El artículo “el estudio como herramienta composicional” de Brian Eno describe diversas transformaciones que se producen en la música originadas por su reproductibilidad, y en particular defiende una supuesta liberación de la música de las “pérdidas de transmisión” que se dan en los procesos por los que pasan los compositores tradicionales. Me lo  ha señalado la profesora colaboradora de la asignatura de arte sonoro Lina Bautista como muy relevante, y presento aquí su resumen.

Desde aprox. 1900 se hace posible la reproductibilidad de la música, lo cual le da una dimensión espacial.
Esta reproductibilidad tiene varias implicaciones:
– La dimensión espacial: la reproductibilidad le da a la música una dimensión espacial. Ej. es cinta en un magnetófono, es archivo visual en Audacity).
– La posibilidad de la reescucha: el compositor cuida, a partir de ese momento, materiales que, tal vez, serían demasiado sutiles para una primera escucha. (Está claro que algo grabado puede ser analizado con más profundidad). Ej. la reescucha del jazz.
– El aspecto “desmontable”: el hecho de que la obra sea arrancada del lugar concreto en que se generó y sea reproducida en cualquier sitio. Ej. un audio que reproduce a Dylan cantando. Opinión: esta idea es importantísima para el arte sonoro y, creo, la base de la instalación, que es su modalidad más potente. Porque, contrariamente a la música, el sonido no se ha manejado hasta ahora como desmontable, y ese hecho, el poder poner el sonido de unos lugares en otros, le da una relevancia y una potencia insólita.
– Un vuelco para la historia de la música: al poderse acceder a todas las músicas, de cualquier tiempo y espacio, se abandona la línea europea. La música es, hoy, cultura casi universal, podría decirse, más allá de lugares y tiempos. 
– Se abre el campo de la composición en el estudio. Se produce la ampliación del espacio de creación: se crea, como siempre, al inventar e interpretar, pero ahora se agrega otra fase a la creación: la manipulación en el estudio. Ver más abajo. Esto me sugiere que la posibilidad de manipular los audios de mis instalaciones. 

Grabación en cinta

Al principio, la grabación en cinta intentaba ser lo más fidedigna posible, pero ofrecía opciones (cortar, adelantar, hacer bucles, invertir dirección…) nunca vistas antes.

El proceso fue el siguiente: 
– Primero se grababa en una pista.
– Después en estéreo
– Después se añadió una tercera. A partir de este momento, ya no se considera la pieza como algo terminado. 
– Se continúan añadiendo pistas hasta la actualidad, con hasta cuarenta y ocho pistas. 

Consecuencias de lo anterior: 
– Se abre el campo de la composición en el estudio.
– Se considera la pieza que llega como el esqueleto de la pieza.
– Compones en función de las facilidades que tienes.
– Pones, agregas, pruebas, cortas y construyes la pieza en el estudio.

Comparación de la situación anterior a la reproductibilidad con la actual

Artículo subrayado: 

Opinión personal

Desde el punto de vista artístico, las producciones de este compositor no parecen ser demasiado brillantes teniendo en cuenta las condiciones extremadamente propicias que describe para sí mismo y para los compositores actuales. Por otra parte, la notación musical, la interpretación presencial humana y la dirección de orquesta no parece poder ser consideradas, en mi humilde opinión, sólo como “pérdidas de transmisión”: una de las tradiciones musicales más deslumbrantes de la historia humana se basa en esas supuestas “pérdidas de transmisión”. Por tanto, habría que revisar los conceptos en los que se basan esos enjuiciamientos.

Sin embargo, la primera parte del artículo es útil, subraya aspectos muy importantes de forma clara y sintética. La deslocalización de la música, además, me ha servido para considerar la instalación de arte sonoro como una forma de deslocalización del sonido. E incluso me ha servido para pensar la instalación artística de este modo de una forma muy concreta, aunque, por supuesto, se ha producido un salto cualitativo tan importante en los últimos tiempos que este información, incluso continuando en esta esfera ajena a la reflexión filosófica seria sobre el arte, ha caducado.

Para una opinión más amplia sobre los conceptos vertidos en esta entrada, me remito a una importante reseña del texto Teoría Estética de Theodor W. Adorno, que he recogido, junto con una descripción de la vinculación de la personalidad autoritaria y la estética puramente formalista en el terreno musical en esta entrada:
https://ubischofbergerv.folio.uoc.edu/2025/06/24/satoris-mal-digeridos-en-un-supuesto-arte-sonoro-con-mayusculas/

Es muy relevante ver cuáles son los referentes teóricos de los colectivos que, con un fanatismo digno de estudio (cualquier fanatismo es siempre digno de estudio, sobre todo cuando es puramente mimético) se aproximan, o mejor sería decir “se funden”, con algunas tendencias musicales.

Bischofberger U (2025) Jamás os atreváis a despreciar a una guitarra (Arte digital con Paint, recorte del collage de la portada.)
Bischofberger U (2025) De la madera al coltán (Arte digital con Paint)

Bischofberger U (2025) Águilas en el vacío: recorte de collage  (Arte digital con Paint, recorte del collage “denuncia de un satori mal digerido”)

PD. Cuando cobre la extraordinaria, iré y me compraré una guitarra. Cejilla, diapasón, funda, metrónomo, partituras, todo. Gracias, vida, que aprendí música. Avanzaré muy poquito, tocaré una cuerda, resonará en mi habitación, recordaré una canción, el acompañamiento, las posturas, el punteo. Tenía diecinueve años cuando empecé, ya era demasiado mayor, pero me dio igual. Cuarenta y tantos años después,  retomaré la música, con el inmenso respeto que se merecen esas maravillas, una nota dibujada, un pentagrama, un instrumento tallado en madera, esos regalos hechos de generación en generación que nos da a todos el sólo hecho de haber nacido en lo que llamamos “humanidad”.
Incluso creo que, si en algún momento contactamos con vida inteligente que no es humana, que ocurrirá, no habría que emitir mensajes. Creo que les regalaríamos una guitarra española.

Y cuando me vuelva a ocurrir cruzarme en el parque con dos adolescentes estrenando amistad, riéndose de sí mismos al canturrear -y criticándose porque “no suena bien”, volveré a sentirme triste, casi a llorar, esa es la verdad. ¡Devolver las canciones a las voces que empiezan! ¡Hacer sonar guitarras en todos los rincones!

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